En los últimos días, hemos sido testigos de una serie de traiciones políticas que han conmocionado a la sociedad y han debilitado gravemente a la oposición en México. Uno de los casos más recientes es el del senador del PAN, Miguel Ángel Yunes Márquez, quien decidió votar a favor de la reforma judicial impulsada por el gobierno, a pesar de haberse comprometido a oponerse a ella junto con su partido. Este cambio de postura ha generado indignación entre diversos sectores, especialmente entre los trabajadores del Poder Judicial, quienes califican su acción como una traición que «la historia le cobrará.»
La representante de los trabajadores del Poder Judicial, Patricia Aguayo, fue clara en su postura, lamentando que Yunes traicionara sus principios para salvar su situación personal y la de su familia, quienes han sido objeto de investigaciones. Este giro no solo lo convierte en un traidor ante los ojos de su partido y la nación, sino que pone de manifiesto cómo la presión política y personal puede doblegar a quienes se presentan como defensores de la justicia y la democracia.
Sin embargo, Yunes no es el único en esta trama de deserciones. Los senadores electos de Michoacán y Tabasco, Araceli Saucedo Reyes y José Sabino Herrera Dagdug, también han abandonado sus compromisos con los partidos que los postularon —PRD, PAN y PRI— para integrarse al grupo legislativo de Morena apenas días antes de que comenzara la LXVI Legislatura, el 1 de septiembre de 2024. Con esta maniobra, Morena se acercó peligrosamente a la mayoría calificada en el Senado, quedando solo a un legislador de tener la capacidad de realizar cambios constitucionales sin necesidad de negociar con la oposición.
Lo que estos senadores han hecho no es simplemente cambiar de bando. Han roto la confianza depositada en ellos por sus votantes, quienes los eligieron para representar una alternativa al proyecto político de Morena. Han traicionado los principios de pluralidad y contrapeso que son esenciales en cualquier democracia. En lugar de ser una fuerza que equilibre el poder y represente los intereses de quienes se oponen al actual gobierno, se han convertido en cómplices de un proyecto que amenaza con centralizar aún más el poder en manos de unos pocos.
La historia será implacable con estos traidores. No se puede subestimar el daño que estas deserciones han causado al sistema democrático del país. Cada senador que abandona sus principios por conveniencia personal o presión política erosiona la estructura de contrapesos que mantiene el equilibrio de poder en México. Cada uno de ellos ha fallado a México, facilitando que Morena avance sin oposición significativa y poniendo en riesgo la estabilidad institucional del país.
Es importante recordar que el papel de la oposición no es únicamente frenar al gobierno en turno, sino también representar a una parte de la población que no comparte su visión. Al dejar sus puestos como opositores y unirse al oficialismo, estos senadores han renunciado a esa responsabilidad y, en consecuencia, han fallado al país.
La traición de Yunes, Saucedo Reyes y Herrera Dagdug no será olvidada. La historia les recordará como los legisladores que, en lugar de defender los intereses de México, decidieron salvar su propio pellejo y alinearse con el poder. La lección para los votantes es clara: los verdaderos traidores no solo están en el gobierno, sino también entre aquellos que prometen defender la democracia y la justicia, pero que al final se convierten en cómplices de lo que alguna vez juraron combatir.
Licenciado en Mercadotecnia con énfasis en marketing político, egresado de la maestría en Gobierno y Gestión Local, destaca como analista político y coordinador de campañas políticas. Su experiencia incluye roles como ex funcionario universitario, presidente de la Asociación de Marketing del Estado de Hidalgo A.C., así como presidente de la Asociación de Profesionistas Egresados de la UAEH A.C. Su perfil integral refleja un compromiso con la mejora continua y la promoción de valores éticos en la mercadotecnia política, consolidándolo como un referente en su campo.
